Plaza de Granada. Antonio Reverte, tras faena emocionante, a dos dedos de los pitones, se perfila para matar y cae a sus pies la flor arrojada por una mujer. La recoge, el toro se arranca y lo coge. Se levanta ileso y lo mata bien. Acabada la corrida, dejó la flor con un beso en la capilla a los pies de la Virgen. En la fonda sus amigos protestan, “¿no veías a lo que te exponías?”. Si no hubiera hecho lo que hice hubiera quedado como un cobarde, y a los cobardes no les arrojan flores.Flores para los valientes
Etiquetas: toros
Plaza de Granada. Antonio Reverte, tras faena emocionante, a dos dedos de los pitones, se perfila para matar y cae a sus pies la flor arrojada por una mujer. La recoge, el toro se arranca y lo coge. Se levanta ileso y lo mata bien. Acabada la corrida, dejó la flor con un beso en la capilla a los pies de la Virgen. En la fonda sus amigos protestan, “¿no veías a lo que te exponías?”. Si no hubiera hecho lo que hice hubiera quedado como un cobarde, y a los cobardes no les arrojan flores.Publicado por Javier Cercas Rueda en 10:36
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Diseño e iconos por N.Design Studio | A Blogger por Blog and Web
0 comentarios:
Publicar un comentario