
Le dice al marido (más o menos): No te pido que me hagas feliz sino que me dejes serlo.
Le dice a una hija (más o menos): No sé si alcanzaré o no mis sueños, pero disfruto de estar ahora a tu lado. He renunciado a cosa por teneros pero no me arrepiento de nada.
A esa misma hija (más o menos): perdónale (al padre) porque si no no podrás disfrutar de este momento (acababan de ganar un premio).
Le dice al marido (más o menos): no soy una santa, si no soportas verme enfadada déjame sola al menos.
No es ñoña ni sentimentaloide. Los problemas siempre están ahí y nada hace pensar que desaparezcan. El final, aparentemente facilón es sólo un momento más en la trayectoria familiar.
Me encantó cómo refleja qué supone una madre en una familia, el auténtico eje vertebral. Cómo merece la pena renunciar a muchas cosas por los demás, por los suyos.
Es paciente, perdona al marido, perdona a los hijos, educa, no deja de decir lo que piensa. Es fuerte.
Excepcional Julianne Moore en su papel, el mejor que le he visto (mejor que en Las horas y en Hijos de los hombres).
0 comentarios:
Publicar un comentario