Vi el otro día en el vídeoclub que han reeditado algunas famosas comedias inglesas de los 40-50-60 rodadas en los célebres estudios Ealing. Recuerdo haber visto algunas de Alec Guinnes y pienso especialmente en una, Ocho sentencias de muerte. No es exactamente una comedia, hay ocho asesinatos, ocho, pero tiene un tono elegante, sofisticado, y teatral que la hace deliciosa, sin pizca de truculencia. Despierta esa peligrosa simpatía por los malos (el malo, en este caso) que el cine norteamericano inmortalizó con Dos hombres y un destino o El padrino. Esta película inglesa es inolvidable y de lo más recomendable. Además salió muy barata al productor porque Guinnes hace el papel de los ocho que mueren, aristócratas un poco desagradables que piden a gritos que el nuevo Duque sea una persona más atractiva. Y no cuento más para no desvelar el argumento. Puntualizo que los criterios morales que imperaban entonces en el cine no veían bien que se mostraran crímenes sin castigo.
Acabo de recordar otra comedia de ladrones del mismo estilo, intérprete y estudio: Oro en barras. También muy recomendable. El sueño de muchos, el pelotazo, y sin hacer "daño" a nadie. El sueño de muchos, el pelotazo, y sin hacer "daño" a nadie. Todo muy inglés, como en Ocho sentencias de muerte, sin inmutarse, sin emociones (exteriores), lejos del estilo interpretativo de Hollywood, y no digamos de los caracteres que reflejan el cine español o italiano.
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